En una batalla constante entre defensores ambientales y depredadores de bosques, donde los ecosistemas son víctimas de la tala y minería ilegal, Flor Rumayna utiliza la tecnología para proteger su área concesionada.
Defender los bosques, los animales, las plantas y los ríos nunca había sido tan peligroso. Y es que, por muchos años, nuestra Amazonía viene siendo atacada por humanos que depredan todo a su paso. Cegados por la ambición, suelen recurrir a la violencia y amenazas para amedrentar a quienes intentan cuidar su hogar.
Una de las principales amenazas es la tala ilegal y la minería ilegal. Según la World Resources Institute, Perú es el séptimo país en el mundo que ha perdido más bosques tropicales primarios por deforestación: 140 185 hectáreas en 2018.
Frente a estos problemas ambientales y sociales que afectan a los departamentos de la Amazonía peruana, diversas personas vienen conservando, por voluntad propia, territorios de sorprendente biodiversidad.
A través de un modelo donde el Estado sede derechos de exclusividad a un particular para que desarrolle proyectos ligados a la conservación de la diversidad biológica, como el ecoturismo y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, cientos de personas se han comprometido a cuidar los inmensos paisajes de la selva tropical peruana.
Quienes aceptaron la responsabilidad de defender una importante área de bosque, también llamados concesionarios, tienen una serie de derechos y responsabilidades establecidas. Entre los acuerdos que permiten custodiar y disuadir de actos ilegales el territorio de las concesiones están: La permanencia, los patrullajes, y el establecimiento de linderos y letreros.
Según datos del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre del Perú (SERFOR), a nivel nacional existen 1 830 espacios otorgados por el Estado para su uso y conservación, llamados concesiones, lo cual equivale aproximadamente al 9% del territorio nacional. Por otro lado, la región con mayor número de concesiones es Madre de Dios, donde existen 1 224 concesiones.
Muchas de las concesiones forestales en Madre de Dios vienen siendo permanentemente amenazadas por actividades ilegales en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata y la Reserva Comunal de Amarakaeri. Las acciones delictivas no solo afectan el patrimonio forestal, sino también, el bienestar y seguridad de las personas que brindan su tiempo y esfuerzo para cuidar y aprovechar estos espacios localizados en las zonas cercanas al corredor minero.
ACOMAT es una asociación conformada por 14 concesionarios que buscan contrarrestar la ola de inseguridad que acecha sus espacios. Cada miembro sabe que si no protegen cada hectárea de bosque a su cargo y no realiza las denuncias respectivas, el Estado está en la facultad de actuar de manera legal contra ellos. Sin embargo, la limitada capacidad técnica, los costos y el riesgo físico obstaculizan la tarea de los defensores de los bosques.
TECNOLOGÍA AL ALCANCE DE TODOS Y TODAS
Ante la difícil situación, Conservación Amazónica – ACCA y la Agencia Noruega para Cooperación al Desarrollo (NORAD) han diseñado una innovadora estrategia para que un grupo de concesionarios tenga acceso a tecnología especializada. ¿El objetivo? Mantener la actividad ilegal en cero por ciento a partir del monitoreo del área, utilizando drones, satélites y aplicativos celulares. Para ello, los concesionarios son previamente capacitados para utilizar los aparatos tecnológicos adecuadamente.
Luego de casi 5 años de trabajo con la asociación y con el Estado, ACOMAT ha logrado convertirse en un gran ejemplo para los demás concesionarios de la región. Sin embargo, la sorpresa ha sido aún más grande.
Ante una región liderada mayormente por hombres, la dedicación y empoderamiento de una mujer ha logrado sobresalir, siendo hoy un símbolo para las mujeres de la región. Flor Rumayna, concesionaria de ecoturismo en Madre de Dios, se ha convertido en punto de referencia de ACOMAT.
MUJERES AL MANDO
Flor Rumayna es la primera mujer concesionaria a nivel nacional en certificarse como operadora de drones con la nota más alta de su grupo. Actualmente, ha logrado eliminar cualquier acto ilícito de deforestación en sus bosques protegidos, manteniendo la deforestación de su área en cero por ciento, y ha realizado una denuncia que está en proceso. Sin embargo, su trayectoria no ha sido fácil.
En sus primeros años de custodia forestal, Flor no contaba con las facilidades tecnológicas que hoy la protegen. Para poder monitorear sus bosques, caminaba varios kilómetros para hacer sus patrullajes de rutina. En caso encuentre algo extraño, procedía a fotografiar las zonas que eran amenazadas por los delincuentes ambientales.
Su dedicación y valentía ponía en riesgo su vida, llegando a ser vulnerada en más de una ocasión. Y es que, para proceder a una denuncia penal contra los ilegales, ha tenido que encontrarlos “infraganti”, lo que le ha costado golpes, amenazas y lágrimas de impotencia.
Ahora, con el uso de la tecnología avanzada puede conseguir las pruebas que necesita para denunciar a los intrusos que amenacen su territorio sin poner en riesgo su integridad física. Su curiosidad la ha llevado a mantenerse en constante aprendizaje acerca de nuevas tecnologías y estrategias para el cuidado ambiental.
Su labor ha inspirado a otras mujeres amazónicas a seguir sus pasos y es una de las principales referentes para informar sobre la situación de los bosques en su área y zonas aledañas.
Con todos los conocimientos generados en los últimos años, ACOMAT ha logrado realizar 5 patrullajes siguiendo el modelo de monitoreo generado por el proyecto, de las cuales uno ha procedido a convertirse en denuncia ante la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental de Madre de Dios, gracias a las imágenes tomadas por drones como prueba del hecho ilícito. Un pequeño paso para los concesionarios, pero un gran paso para la Amazonía.
El proyecto no solo ha generado un gran avance para el cuidado de la Amazonía peruana, sino también es pionero en el uso de tecnología para la gobernanza forestal. Gracias al uso de estas herramientas, Flor ha logrado reducir a cero el porcentaje de deforestación en su concesión. Pequeñas acciones que han generado un gran CAMBIO.